Doña Ruth
Reynolds
No puedo terminar este "Salón de la Fama" de
independentistas sin rendirle su debido tributo a mi compañera
de cuarto
del centro comunitario Ashram de Harlem, Ruth Reynolds. Ella
tambén
pasó días enteros junto al lecho de don Pedro. Luchamos
juntas en
la fundación de la "Liga Americana por la Independencia de
Puerto
Rico" y hasta llegamos a decir discursos. Pero luego tuve que irme a
California a casarme mientras que Ruth continuó apoyando
fielmente a don
Pedro y la causa por la independencia de Puerto Rico.
Ruth y yo éramos parte de los cinco miembros plenos
del centro Harlem
Ashram que poníamos en el fondo de la comunidad todo cuanto
ganábamos. Los otros eran Walter Bullen, un ministro Bautista
retirado, J. Holmes Smith,
antigua misionera en la India y Maude Pickett. Yo me uní a la
cooperativa cuando perdí mi trabajo enseñando
francés y
alemán. En aquel entonces, comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
Yo sentí
que por razones de conciencia no podía participar hasta el
extremo de
ayudar a inscribir soldados para el combate.
El Ashram lo componían un grupo de pacifistas
muy religiosos. Teníamos oraciones matutinas en el parque Mount
Morris, y oraciones otra
vez por la noche y estudio Bíblico. Nos dedicábamos lo
menos
posible a labores remuneradas, a fin de poder llevar a cabo el "Trabajo
del
Reino" como lo llamaba Jay. Nosotros organizábamos una "calle
de juego" en un área predominantemente puertorriqueña.
Allí
hacíamos juegos y actividades para la juventud en una cuadra
considerada
una de los peores de Harlem. Debido a la alta criminalidad, asociada
con casas
de juegos, peleas callejeras y revueltas, los directores recreativos
del área
la habían descartado de sus proyectos. Mas, por nuestro
interés
en promover la buena voluntad interracial y de asociarnos con gentes de
nuestra
colonia del Caribe, optamos por llevar a cabo nuestro proyecto. Con el
correr
del tiempo, nuestra amistad rompió las barreras de la
desconfianza.
Nosotros vivíamos muy austeramente, de modo que
pudiéramos
dirigir nuestro tiempo y nuestras energías hacia nuestra labor.
Nuestros
gastos de comidas a veces no excedían de dos dólares cada
uno a la
semana. Comíamos gran cantidad de habichuelas soya y kale.
Ruth
y yo a veces nos rebelábamos contra la austeridad del Ashram y
"pecábamos"
al escaparnos para comer helado.
Fue este grupo el que don Pedro invitó a visitarle en
su lecho de
enfermo, ya que había oído de la labor que
realizábamos con
los puertorriqueños y de nuestra participación en el
movimiento "India
Libre". El se propuso convencernos de que "Puerto Rico Libre"
debía ser de mayor importancia para nosotros, ya que esto
incumbía
a nuestro propio gobierno. Nosotros estuvimos en desacuerdo con
él tan sólo
en el asunto referente a cómo confrontar la violencia abierta,
mas nos
convertimos completemente a la causa por la independencia de Puerto
Rico. Ruth
describe a don Pedro como: "un hombre de enorme inteligencia y de una
bondad suprema; un hombre de paz verdadera situado en el medio de la
más
concentrada violencia por parte del más poderoso imperio del
mundo."
Después que mi esposo y yo estábamos en
California, don Pedro
nos escribió: "Ruth ha estado de lo más activa. Ha estado
asistiendo a las vistas del proyecto Tydings y ha tenido mucho
éxito. Ella ha madurado extraordinariamente en esta tarea.
Nosotros estamos
profundamente agradecidos."
En la primavera del 1951 recibí una arrugada carte de
Ruth
solicitando ayuda. La carta había sido sacada secretamente de la
prisión. Ruth había sido arrestada el 2 de Noviembre del
1950 junto a Blanca
Canales, Isabel Rosado y otros 2,000 Nacionalistas. Esto ocurrió
tras la
rebelión del 1950 como resultado de la "Ley de la Mordaza" (Ley
53), la cual era una versión insular de la Ley Smith.
En una carta a su hermana Helen, Ruth describía el
arresto: "Me
hallaba profundamente dormida en mi cama a eso de las 2:00 de la
mañana
... de momento, más de cuarenta agentes de la policía y
miembros
de la Guardia Nacional irrumpieron dentro de la casa donde me
encontraba sola,
armados con rifles, metralletas y revólveres. Me vestí y
salí
de mi habitación para preguntarles qué era lo que
hacían
allí y qué deseaban. Ellos respondieron que venían
a
registrar la casa y yo exigí que me mostraran la orden de
allanamiento. Ellos me dijeron, `Que me la mostrarán
después.' Les dije, `¡No,
ahora!' Sin embargo, al tener más ametralladoras apuntando hacia
mí
de las que yo jamás había visto juntas en en un mismo
sitio, no
pude resistirme más y ellos procedieron al allanamiento. Tras
haberme
hurtado todos mis libros y papeles, me informaron que no traían
con ellos
ninguna orden de allanamiento pero que sí tenían una
orden de
arresto expedida contra mi persona. Sin una orden de arresto uno no
puede ser
arrestado, a no ser que se le sorprenda en un acto ilegal.
Generalmente, dormir
no es considerado ilegal."
Ruth fue llevada al cuartel de la policía donde fue
retenida pos
varios días antes de ser interrogada. El 12 de noviembre del
1950 fue
sacada del cuartel de la policía y llevada a la bahía de
San Juan. "En aquel mismo monento, en otro auto," escribió ella,
"llegó
mi gran amigo don Pedro. Nos saludamos uno al otro y yo, con el
sentimiento de
estar recibiendo un privilegio no merecido, caminando al lado de este
gran
patriota puertorriqueño, junto con él entré a la
casa del
valiente, la prisión de La Princesa, en San Juan."
Finalmente, en enero del 1951, Ruth fue acusada formalmente
de dos cargos:
uno, que había estado viajando en un auto que transportaba armas
para la
revolución del 30 de Octubre y con el propósito de
participar en
la revolución. Cierto fue que Ruth había cogido un pon en
dicho
auto de Fajardo a San Juan, pero ella nunca fue renuente a viajar con
los
nacionalistas. El segundo cargo se basaba en el alegación de que
ella "había
hecho el juramento de ofrendar su vida y su fortuna para el
derrocamiento
ilegal, criminal y malicioso del gobierno de Puerto Rico, durante una
asemblea
en diciembre del 1949". Varios testigos declararon haberla visto tomar
el
juramento, el cual en realidad es de "dar vida y haciendo por la
independencia de Puerto Rico". Ellos la ubicaron como habiendo estado
en
diferentes partes del salón a un mismo tiempo, pero de todos
modos los
cargos prevalecieron y fue sentenciada a seis años de
prisión. Mi
sospecha personal es que el propósito principal de todo el drama
fue de
apropriarse de los manuscritos que ella había preparado sobre
sus
investigaciones respecto a la huelga estudiantil en la Universidad de
Puerto
Rico y de su año de investigaciones sobre la situación
colonial de
la isla. Pero ella sabiamente había asegurado otra copia bien
guardada
en Nueva York.
Las condiciones de la prisión eran insoportables. Las
ventanas habían
sido tapiadas en una celda abarrotada. En ocasiones Ruth fue colocada
en los
calabozos de confinamiento solitario, transportada con las esposas
colocadas en
sus muñecas, y alimentada a pan y café en la
manaña y
frijoles con arroz durante el resto del día. Pero "no existe
dolor
tan grande," dice ella, "que yo no sufra con gusto perpetuamente si a
causa de ello un solo niño puertorriqueño puede crecer
como un ser
libre."
Finalmente, con la ayuda de abogados y del predominantemente
pacifista Comité
pro Defensa de Ruth Reynolds, logró salir de la prisión
de mujeres
de Arecibo después de deicinueve meses de prisión. Conrad
Lynn,
abogado de Nueva York, presentó una exitosa apelación
ante el
Tribunal Supremo de Puerto Rico con la que logró que este
tribunal
revocara la convicción y sentencia de Ruth, siendo esta
finalmente puesta
en libertad en junio del 1952. La Liga Norteamericana Por la
Independencia de
Puerto Rico, la cual ella había fundado, se atemorizó
cuando Ruth
fue encarcelada y se disolvió sin proveerle respaldo alguno.
Con un maestro en artes en Inglés obtenida de
Northwestern University
y dos años de enseñanza en escuelas superiores,
incluyendo un año
en una reservación india, Ruth estaba bien equipada para
transmitir el
producto de sus investigaciones al público norteamericano.
Descendiente
de luchadores en nuestra propia revolución por la libertad de
las
colonias, existía en ella el compromiso innato de luchar por las
libertades de otros como parte de su herencia aunque su línea de
lucha
fuese absolutamente pacifista.
Ya para el año de 1946 la Liga Por la Independencia
de Puerto Rico
había presentado un compendio de la realida
puertorriqueña ante
las Naciones Unidas. En la Directiva de la Liga, en aquel entonces, se
encontraban personajes tan notables como Rachel Dubois, Rev. Donald
Harrington,
A. Philip Randolph y Dr. John Haynes Holmes. Pearl Buck estaba
también
tomando interés y en una ocasión se reunió con
nosotros en
un momento de crisis. La Liga reclamba que el tratamiento dado a Puerto
Rico
por los Estados Unidos violaba la "Declaración Respecto a los
Territorios no Auto-gobernados", según establecido en el
Capitulo
11, Artículo 73 de la Carta Constitucional de Las Naciones
Unidas.
En el 1952 Ruth, en representación del Comité
Organizador de "Americanos
Por la Independencia de Puerto Rico", presentó una
petición
ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ella definió su
grupo
como enteramente compuesto de ciudadanos continentales de los Estados
Unidos,
comprometidos a trabajar por medios educativos y políticos por
la
independencia de Puerto Rico, de ningún modo relacionados con
otros
organizaciones locales ... opuestos a la afirmación de los
Estados Unidos
que aseguraba que Puerto Rico había dejado de ser una colonia
desde el
mismo momento que se redactó la Constitución del Estado
Libre
Asociado de Puerto Rico. Ella demandó de las Naciones Unidas que
se
estableciera una comisión permanente que investigara las
afirmaciones de
los Estados Unidos respecto a que Puerto Rico de hecho era en medida
absoluta un
país con un gobierno autónomo y para que también
se
estudiara el trato que se les estaba aplicando a los independentistas
en Puerto
Rico y al movimiento pro independencia en general.
En el 1977 Ruth hizo de nuevo otra presentación, esta
vez ante el
Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Como
coodinadora nacional de "Americanos por la Independencia de Puerto
Rico"
Ruth trazó la historia de la conquista de esta isla por parte de
los
Estados Unidos y la continúa lucha de los puertorriqueños
por
obtener su libertad.
En junio del 1984 fuimos lo suficientemente afortunados de
encontrarnos en
Nueva York durante una celebración en honor a Ruth. Una gran
multitud,
su mayoría representando los desposeídos del Barrio
Latino de
Manhattan, el enclave de la comunidad puertorriqueña en Nueva
York, le
rendieron homenaje por su gran labor en defensa de la independencia de
Puerto
Rico y la cubieron de flores y elogios. Una abundente cena
culminó la
celebración.
Otro honor le fue rendido a Ruth en noviembre del 1984
cuando estuve en
Puerto Rico para una corta visita. Mi esposo Abe y yo fuimos al Colegio
de
Abogados para encontrarnos allí con ella, mas se nos hizo muy
difícil
el ocupar su atención ya que se encontraba asediada por
reporteros, fotógrafos
y viejas amistades. El semanario Claridad le rindió su
propio
hamenaje en un artículo con fotografías que le dedicaba a
ella una
página entera. En el mismo ella fue elogiada como la más
íntima
y fiel colaboradora de don Pedro Albizu Campos y como una ferviente
luchadora
por la independencia de Puerto Rico desde el 1943.
Retirada de su cargo de archivista y bibliotecaria asistente
del Instituto
Psicoanalítico de Nueva York, "conmutaba", como lo ponía
ella, entre South Dakota, su estado natal, y su humilde apartamento en
Nueva
York. La clasificación y organización de su enorme
acumulación
de material sobre Puerto Rico y el conceder entrevistas para una
historia oral
que estaba preparando el Centro de Estudios Sobre Puerto Rico del
Colegio
Hunter, la siguían "jalando" hacia Nueva York. La
preparación
de videograbaciones por el Centro Schomberg para la Biblioteca
Pública de
Nueva York y la Universidad de Columbia también le había
impedido
realizar su ardiente deseo de retirarse a South Dakota y escribir sus
ricas
experiencias en el movimiento pro independencia de Puerto Rico.
El libro de Ruth, Campus in Bondage: A 1948 Microcosm of
Puerto Rico in
Bondage, acaba de publicarse. El mismo narra la historia de la
huelga en la
Universidad de Puerto Rico en rebelión por la negativa a
permitirle a don
Pedro Albizu Campos hablarles a los estudiantes en el recinto de
Río
Piedras.
Después de la publicación de mi libro en
inglés, Ruth
murió en South Dakota. Laurita, la hija menor de don Pedro,
estaba a su
lado. Claridad publicó muchas páginas en aprecio
de su
dedicación a la causa de independencia.
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