Ivan O.
Hernández
El Obispo Antulio Parrilla dedicó varias de sus
columnas en el
Semanario Claridad a una ponencia de Iván O.
Hernández,
M.S., Psicólogo Clínico, del Instituto Psicológico
y
Familiar de Puerto Rico. Fue parte de una serie de presentaciones de la
California
Hispanic Psychological Association, en la Universidad de
California, Los
Angeles, en el 1983.
"No se nos permite gobernarnos a nosotros mismos, no se nos
permite
decidir por nosotros mismos, no se nos permite proteger nuestros
interesses
porque están supeditados a los interesses de la nación
que nos
domina," expresó en su ponencia.
Habló del daño psicológico a los
patrones del
comportamiento, actitudes y valores; de la forjación de una
imagen
negativa que los puertorriqueños tienen de sí mismos que
les
impide sentirse capaces de dirigir su destino.
En mi regreso a Puerto Rico en junio de 1985, Iván
Hernández
era una de las primeras personas que yo quería conocer. Me
sorprendí
al saber que no es un psicólogo a tiempo completo. Sus estudios
en la
UPR fueron en ingeniería civil. Fue más tarde que
adquirió
su M.S. en psicología clínica del Centro Caribeño
de
Estudios Postgraduados, en San Juan. Trabajó primero como
ingeniero en
la industria privada y en el servicio público. Actualmente
trabaja para
una corporación propiedad del gobierno, la Autoridad de
Edificios Públicos,
como Subdirector Ejecutivo. Practica la psicología a tarea
parcial. Cursa estudios nocturnos hacia su Ph.D. en Psicología
Industrial
Organizacional.
Más tarde supe, por un artículo que él
me envió
al morir su hermano, que pertenece a una familia distinguida. Su
hermano,
Jorge, se desempeñó como Director Ejecutivo de Inquilinos
Boricuas
en Acción (IBA), en Boston. Fue elogiado por el Alcade Flynn
como "luchador
dedicado por los derechos de la gente pobre." El artículo
decía
también de sus padres. Su madre fue maestra; su padre,
Superintedente de
Escuelas y más tarde, Subsecretario de Instrucción
Pública.
Un profesor que yo había entrevistado enseñaba
un curso en
historia oral. Se me ocurrió, en un sentido, que mis entrevistas
podrían
ser historia oral y que debía grabarlas. En este primer intento
no todo
salió bien claro, pero he transcrito todo lo que pude descifrar.
Como maestra retirada que soy, mi mayor interés es el
rol de la
educación en el proceso de colonización. Mi primera
pregunta fue
sobre sus primeras experiencias en la escuela.
"Mi maestra de primer grado,", dijo, "era una mujer
encantadora, bien amorosa y buena persona. Recuerdo sus lecciones de
geografía:
`Este es el mapa del mundo', nos decía. `Este es Puerto Rico,
este
pedacito de tierra bien pequeño que casi no vemos.' Esta es
parte de la
educación: `Estamos colonizados por una gran potencia. Podemos
sobrevivir porque somos parte de los Estados Unidos. Tenemos muy pocos
recursos
económicos y geográficos. Somos una isla de solamente
cien millas
de largo por treinta y cinco de ancho'. Así de simple. Eso es lo
que
nos enseñan".
"¿Continuó eso en otros grados?",
pregunté. "¿Cuando
se dio cuenta usted de la situación colonial?"
"Me dí cuenta en la escuela superior. Uno se da
cuenta cuando
crece y se identifica con actitudes y valores que forman parte de uno.
Para los
niños norteamericanos es importante conocer a George Washington,
Abraham
Lincoln, para la formación de su carácter. Yo
estudié
acerca de George Washington. Le admiré. Pero nunca
estudié a De
Diego, Betances, los hombres ilustres de Puerto Rico. Esto forma parte
de ser
colonizado."
"Pero sus maestros eran puertorriqueños."
"Sí, pero ellos forman parte del sistema y
meramente pasan a sus
estudiantes lo que han aprendido."
"¿Cómo es que los Estados Unidos puede
dominar la educación?"
"No somos forzados. No nos colocan una pistola en el
cuello para
forzarnos. Cuando se es pequeño se nos enseña eso; y uno
lo cree. Los maestros son víctimas de la propaganda
psicológica."
"¿Y, si hay un maestro que tiene sentimientos
independentistas,
durará como maestro?"
"Si un maestro adquiere conciencia del problema y trata de
manifestarse
en dirección de la independencia, se le acusa inmediatamente de
envolvimiento político ajeno a nuestra forma de vida tradicional
y democrática."
"¿Están los puertorriqueños
psicológicamente
preparados para la independencia?"
"No. El gobierno de los Estados Unidos tiene en sus manos
decidir si
enseña a nuestro pueblo a convertirse políticamente
independiente. Los puertorriqueños tenemos una tendencia
paranoica. Tomará
muchos años revertir el proceso para enseñar a nuestro
pueblo a
ser políticamente independiente, para apreciar los valores de la
independencia."
"¿Qué efectos psicológicos produce a
los Estados
Unidos tener una colonia?"
"Los Estados Unidos están envueltos en demasiadas
cosas. Ustedes desconocen la situación real de Puerto Rico.
Ustedes no se han
dado cuenta de lo que está sucediendo. Ustedes no están
conscientes del problema."
"Pero nuestro gobierno lo está."
"Sí, probablemente, pero el pueblo no."
"¿Pero, nos hace algún daño
psicológico la
dominación sobre otro país?"
"Nada considerable, no como al colonizado. Se nos
enseña que la
independencia nos haría daño. Es como decirle a un
niño
que no debe crecer, que no puede ir a la calle porque podría
tener un
accidente. Manténgalo dentro de la casa con sus jugetes. No lo
deje ir
a la playa, a la acera. No le permita crecer."
"Usted dijo haber estudiado acerca de los movimientos de
liberación
en Africa, en el séptimo y octavo grado ... del proceso de
colonización
y explotación por las potencias europeas. ¿No lo
relacionó
con el colonialismo en Puerto Rico?"
"No; nos veíamos como receptores de beneficios
económicos
en adelantos materiales y de un proceso democrático que hace
innecesaria
la lucha por nuestra libertad."
"¿Y, no lo relacionaba usted con la lucha por la
independencia de
los Estados Unidos?"
"No, no lo veíamos así.
¡Imagínese!"
"¿Por qué hay puertorriqueños que
quieren la
estadidad?"
"Porque le temen a la independencia. Creen que
morirán de
hambre, que se hundirán en medio del océano. Cuando se
desea
algo, debe ser porque se ama o se aprecia. En este caso, el deseo por
la
estadidad no es un asunto de patriotismo hacia los Estados Unidos."
"¿Que sucedería si a ustedes les concedieran
la estadidad?"
"No sé ... temo que recibiríamos un flujo de
norteamericanos que vendrían a comprar las tierras de nuestros
campos y
montañas porque ya nadie podría echarlos del país.
Los
puertorriqueños tendríamos que mudarnos hacia las
ciudades para
vivir como en Nueva York. Nos empujarían hacia el medio de la
tierra."
"Creo que fue don Pedro Albizu Campos quien decía
que los
Estados Unidos quieren la jaula, pero no al pájaro."
"¡Cierto, así es: quieren la jaula, no al
pájaro!"
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