Arturo Meléndez

Cualquiera que fuera la demonstración por la independencia, ya fuera en celebración del natalicio de algún patriota puertorriqueño o contra el militarismo, es casi seguro que la regia figura de Arturo Meléndez brillará con su presencia.

Nuestra amistad comenzó cuando él se nos introdujo personalmente en el cementerio de San Juan, donde se celebraba el natalicio del gran poeta puertorriqueño don José De Diego. El había escrito un artículo sobre Vieques el cual quería compartir con nosotros. Allí nos dió las direcciones para llegar a su oficina en el recinto de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

Ardiente socialista y miembro del Comité Central del Partido Socialista Puertorriqueño, el Profesor Meléndez se adjudica un largo record de oposición al status colonial de Puerto Rico. Mientras cursaba la escuela superior, nos dijo, cayó bajo el encantador magnetismo de don Pedro Albizu Campos. Abandonó el envoltorio del Partido Popular Democrático, del cual su padre fue fundador y organizador y siguió a don Pedro por todo Puerto Rico.

Sus estudios colegiales comenzaron en la Universidad de Puerto Rico, continuándolos en la Universidad de Yale y posteriormente en la Universidad Autónoma Nacional de México, donde obtuvo su maestría en filosofía. Su profesorado comenzó en la UPR, donde ahora enseña esbozo general de la cultura occidental en el Departamento de Humanidades.

¿Es él acosado por ser independentista? Sí, fue cesanteado durante el período del 1981, por participar en una huelga estudiantil protestando un alza de 300% en el costo de sus enseñanzas. Tras apelar a la Corte Suprema de Puerto Rico, fue reinstalado.

¿Podrá algún día ser llamado a comparecer ante el Gran Jurado Federal? Es probable que los profesores seamos los próximos en ser llamados. Si esto ocurriera seguiría la posición de otros independentistas y no cooperaría. Sabe que se halla bajo vigilancia, como lo están todos los más prominentes activistas en el movimiento pro-independencia. Su teléfono está intervenido, su correspondencia interceptada, su auto seguido.

El profesor Meléndez era presidente de la Asociación de Profesores Universitarios. Su organización incluye los recintos de la UPR en Río Piedras, Arecibo y Mayagüez, así como la Escuela de Medicina. El estima que el 25% del profesorado favorece la independencia.

En cuanto al cuerpo estudiantil, en él existe una poderosa organización pro-independencia, FUPI, y un muy marcado movimiento antinuclear.

El Profesor Meléndez está muy optimista de que la independencia podrá realizarse durante su vida, de que el nacionalismo va en aumento motivando avances hacia la libertad y la justicia. La independencia debe ser abordada desde diferentes ángulos, señala él, políticamente, legalmente y económicamente. Incluso las acciones violentas de los Macheteros merecen cierta consideración.

El, en cambio, no está muy optimista sobre la presión de las Naciones Unidas, pese a que él personalmente testificó ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas en el 1981. Su testimonio ante dicho comité dio comienzo con un informe indicando que la Asociación de Profesores Universitarios comparecía por primera vez ante tal comisión "porque la situación relacionada a la hegemonía militar en la vida puertorriqueña es verdaderamente trágica desde los aspectos físicos hasta los espirituales, psicológicos y morales." Considera que los puertorriqueños pueden ser arrastrados dentro del militarismo Estadounidense en América Central, en vista al creciente aumento del reclutamiento de jóvenes en la isla.

El Profesor Meléndez reconoce la necesidad de negociaciones entre le legislatura de Puerto Rico y el Congreso de los Estados Unidos, a fin de llegar a un entendido sobre el problema del status político de la isla colonia. Si esto no se resuelve pacifícamente, entonces la revolución armada puede hacer erupción. El pueblo puertorriqueño está impaciente ante el creciente deterioro de su economía bajo la dominación de los Estados Unidos.

¿Podría Puerto Rico sobrevivir econónomicamente por sí solo? El Profesor Meléndez está convencido de que con los ricos recursos naturales disponibles tales como minerales, una tierra fértil y una muy abundante pesca, todas las necessidades básicas pueden ser provistas. En cuanto al creciente aumento de corrupción gubernamental, sostiene que en Cuba y en Nicaragua, donde han sido derrocados gobiernos tiránicos, existe muy poca o ninguna corrupción.

El prevé una unificación de las fuerzas pro independencia, similar a la que se dejó ver en la contramarcha de las celebraciones del 4 de Julio del 1985, en la cual pequeños grupos de "Populares" y "Novo-Progresistas" se unieron para celebrar la independencia "Yanqui", mientras que alrededor de 25,000 contramarcharon a favor de la independencia de Puerto Rico. La marcha fue organizada por el PIP, mas muchos otros grupos independentistas se unieron. Coloridas carrozas dramatizaron la preocupación sobre la ubicación de armas nucleares en Puerto Rico por parte de los Estados Unidos en violación al tratado de Tlatelolco a favor de una América Latina libre de armas nucleares. Allí, por supuesto, se encontraba el Profesor Meléndez. Ve muchas esperanzas en tales demostraciones de solidaridad.

Fue en gran honor y un privilegio para el profesor Meléndea el haber podido hablar ante el Comité de Asuntos del Interior e Insulares durante sus vistas sobre el papel internacional de las áreas insulares de los Estados Unidos. El tema bajo discusión en dicha sección especial lo era el "¿Cómo las actividades insulares internacionales pueden ser justificadas por el gobierno federal cuando aparentemente no hay en existencia ninguna política federal consistente?" Las implicaciones consistían en que las relaciones externas de los territorios insulares no estuvieran en conflicto con la política y los intereses de los Estados Unidos.

Como presidente de la Asociación de Profesores Universitarios el Profesor Meléndez aprovechó la oportunidad para señalar que bajo la presente situación colonial, Puerto Rico carece de libertad para mantener relaciones con otros naciones.

El hace una distinción entre los recientes acuerdos con las islas Marshall y Micronesia en las que se les otorga a éstas un status libre-asociado y el status colonial de Puerto Rico persiste. "Las islas del Pacífico tendrán el derecho a conducir sus propios asuntos exteriores con excepción de la defensa y los asuntos relacionados con la seguridad."

Puerto Rico no posee dichos poderes, mantiene. Del mismo modo considera que la relación de amo a esclavo entre Puerto Rico y los Estados Unidos en la que los derechos son negados, limita el papel del pueblo puertorriqueño a simplemente lo que el amo o la metrópoli le permite hacer. Y, por supuesto, el papel concedido o permitido habrá de ser siempre el que demanden los intereses de la metrópoli o amos y no aquellos colectivos o individuales del sometido pueblo.

"Lo que se requiere," particularizó, "es el reconocimiento formal de parte de la metrópoli, de una total e ilimitada soberanía con la concebida transferencia de poderes. Los preceptos de las leyes internacionales de las Naciones Unidas deben ser obedecidos, cosa que los Estados Unidos se niegan a hacer. Las persecuciones contra los intelectuales y trabajadores en las esferas científicas y culturales, así como de los puertorriqueños en general, bajo el pretexto de supuesta subversión de radicalismo ideológico, definitivamente deben terminar.

"Si el pueblo es una entidad soberana, éste jugaría el papel inherente a su poder supremo en bases de igualdad con otros pueblos soberanos; mas si ésta es una simple colonia, su papel debe limitarse a aquel que su amo colonial le permita jugar." Depende del Comité cuál de esos papeles se espera que Puerto Rico juegue.

El Profesor Meléndez se dirigió también al Comité Descolonizador en las vistas del 1986, degradando el fracaso del gobierno de los Estados Unidos en adoptar medias positivas tendientes a solventar la situación del status de la isla de Puerto Rico.

En una de las cartas que nos envió, Meléndez nos deja llegar su agradecimiento por "toda la inestimable ayuda que ustedes están dando el pueblo de Puerto Rico, por su valerosa defensa de nuestra dignidad nacional y por vuestras ansias de justicia, amor y belleza. ¡Gracias a ustedes y al pueblo Norteamericano!" Los puertorriqueños verdaderamente son agradecidos del respaldo americano.