Sylvia Maldonado
Dos estudiantes brillantes de la Universidad de Puerto Rico
(UPR) vinieron a
visitarnos, interesados en compartir sus ideas y preocupaciones. Una de
ellas,
Sylvia Maldonado, estaba haciendo su concentración en
Sociología. El otro, Orlando Fernández, era estudiante de
Filosofía. Rehusando ser encajonados en el estrecho mundo
académico y hablando con
firmeza a pesar de las amenazas de vigilancia y hostigamiento, ambos
estaban
proveyendo liderato con el fin de desarrolar una consciencia de la
situación
colonial en el campus universitario.
Su oposición a la militarización de Puerto
Rico no era
necesariamente desde una perspectiva pacifista, pero más bien a
partir de
un darse cuenta de cómo los puertorriqueños han sido
victimizados
por el militarismo estadounidense. Su preocupación era con el
aumento de
la actividad en las siete bases militares de los Estados Unidos en la
isla, las
cuales ellos entienden constituyen una amenza a su seguridad. Ellos
preveían
que Puerto Rico podía llegar a ser un blanco de ataque en caso
de que
ocurra una guerra nuclear debido al almacenamiento de armas nucleares
en la
isla, o una posible víctima en el caso de un accidente nuclear.
Ellos veían
el reclutamiento militar en el campus como un medio de preparar a
Puerto Rico
para la intervención militar de América Central.
Desafortunadamente, el Acta Solomon estaba forzando a la gente joven a
inscribirse en las fuerzas armadas estadounidenses.
Sylvia era una de las organizadoras de "Estudiantes Alertas
del Peligro
Nuclear en Puerto Rico", una organización fundada en agosto de
1984. Dicha agrupación fue en parte inspirada por una
investigación
realizada por una comision especial del Colegio de Abogados de Puerto
Rico. La
publicación del estudio por el Colegio de Abogados
promovió la
aprobación de una resolución de oposición a la
presencia de
armas nucleares en Puerto Rico y sirvió de base informativa para
la
organización universitaria. Su gran investigación de
alrededor de
cincuenta páginas fue tomada por grupos religiosos y por una
rama de los
Médicos por la Responsabilidad Social (Physicians for Social
Responsibility).
Las organizaciones universitarias estaban particularmente
preocupadas con la
amenza de una invasión militar de los Estados Unidos a
Nicaragua. Ellos
miraban el problema a la luz de las consecuencias de la guerra de
Vietnam, donde
una tercera parte de los puertorriqueños se vieron afectados de
una forma
u otra, miles de muertos, el hospital de veteranos lleno de heridos,
pérdida
de familiares, problemas mentales. Ellos observan evidencia de que los
puertorriqueños ya cumplen roles activos dentro de los cuadros
militares
estadounidenses en Honduras.
El Consejo General de Estudiantes de la UPR, la
organización
estudiantil más grande, respondió a esta amenza colocando
mesas
informativas sobre Nicaragua en el campus universitario. Volantes con
la
consigna de "Votos para la Paz" fueron distribuidos para pedir firmas
que serían enviadas a las Naciones Unidas. Esta actividad fue
promovida
por el ganador del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel
y George
Wald.
El 30 de agosto de 1985, 300 agentes del FBI aterrizaron en
Puerto Rico y
arrestaron a trece independentistas en la isla, uno en México y
otro en
los Estados Unidos.
Yo no reconocí ninguno de los nombres de los
arrestados, pero entre
los cuarenta hogares puertorriqueños que fueron allanados,
estuvo el de
Sylvia. Le escribí a ella para pedirle una descripción
del
allanamiento. Lo que sigue es el testimonio de Sylvia.
"A las 6:05 a.m. del viernes, 30 de agosto de 1985, me
despertó
un alboroto de gritos y ruidos en el pasillo de nuestro apartamento. Mi
madre
salía del baño cuando vio aquellos hombres armados,
camuflageados,
con chalecos a prueba de balas que apuntaban armas largas hacia ella.
Le
dijeron que pusiera sus manos sobre la cabeza y que, si se
movía,
disparaban. Le preguntaron si había alguien más en la
casa. Ella
les contestó que sus dos hijas: mi hermana y yo. Le preguntaron
que dónde
estaban. Ella les dijo que en los cuartos. Abrieron violentamente las
puertas
y nos obligaron a salir. Ni siquiera nos dejaron vestirnos. Nos
alinearon a
todas en el pasillo con las manos sobre la cabeza y nos llevaron a la
sala donde
nos registraron. Luego nos mandaron a sentarnos.
"Allí le empezaron a hacer preguntas a mi madre
mientras otros
buscaban en la casa. Yo pedí la identificación al agente
que
dirigía. Me la enseño desde lejos, no me dejó ver
su
nombre. Pedí permiso para vestirme. Dijo que podía, pero
bajo
supervisión.
"Luego nos dijeron que nos teníamos que ir porque
tenían
orden de allanar el apartamento y no podíamos quedarnos.
Nosotros
decidimos que queríamos quedarnos y preguntamos si
podíamos llamar
a nuestro abogado y nos preguntó el agente encargado
quién era
nuestro abogado. Le dijimos que nuestro padre que vive en el otro
edificio al
lado. Y el dijo bien despectivamente: `Ah, ¿ese abogado? Pues a
él
también le está pasando lo mismo.' Le preguntamos que
sí
podíamos llamarlo. Nos dijo que sí. Llamamos y le
preguntamos si
teníamos que irnos de nuestra casa y nos dijo que no
teníamos que
hacerlo para vigilar que no coloquen algo o digan que se llevaron algo
que no
estaba allí." (El padre de Sylvia fue arrestado el 21 de marzo
de
1986.)
"Le preguntamos al agente por la orden de allanamiento y nos
contestó
que todavía no había llegado. Le dijimos al agente que
nos podíamos
quedar en nuestra casa y nos contestó que no importaba lo que
dijera ese
abogado nos teníamos que ir y nos cortó la
comunicación por
teléfono. Nosotros insistimos en quedarnos, pero nos amenzaron
con armas
largas de que si no nos íbamos nos arrestaban y nos llevaban a
Corte. Yo
pensé que mi vida estaba realmente en peligro. Nos fuimos. A mi
madre
no la dejaron llevar su cartera ni sus llaves.
"Tuvo que bajar con los agentes para que registraran el
carro porque,
si no, rompían las cerraduras. Yo fui a la casa de los vecinos y
les
expliqué lo que estaba sucediendo porque estaban todos muy
preocupados. Ellos son testigos de lo que sucedió. Yo
volví a mi apartamento a
decirles a los agentes que lo que estaban haciendo era ilegal, que yo
tenía
derecho a estar presente. Un agente puertorriqueño me dijo: `Es
ilegal y
¿qué más da? Ahora vete.' Le pedí los
nombres pero
no quisieron dármelos. Yo me pregunto, ¿es que tienen
algo que
ocultar? Tomé las descripciones físicas de ellos. Cuando
intenté
entrar a mi casa un agente se paró en el portón para
evitar mi
entrada.
"Me fui a casa de mi padre y de su esposa, Coqui Santaliz.
Estaban
pasando por la misma situación pero de forma más
violenta. Les
habían dicho que se tiraran al piso y que subieran las manos, a
lo que se
negaron. Los agentes se pusieron bien violentos. Uno de los agentes del
FBI
que cargaba un arma larga estaba temblando y mi padre trató de
calmarlos
porque les podían hacer daño a alguien.
"Estuvieron en nuestra casa hasta las 6:00 p.m. Cuando
regresamos se
habían llevado materiales del grupo Estudiantes Alertas del
Peligro
Nuclear en Puerto Rico: un mapa en tela, grande, de Puerto Rico en el
que están
ubicados los lugares relacionados con armas nucleares, un mapa en tela
de puntos
en la que se visualiza la diferencia entre la cantidad de explosivos de
la
Segunda Guerra Mundial y la cantidad de explosivos en armas nucleares
actualmente en el mundo, nombres y direcciones de estudiantes con
quienes el
grupo tiene contacto, directorio de organizaciones anti-nucleares y por
la paz
con las cuales Alerta tiene contacto, el dinero del grupo y otros.
"De mis cosas personales se llevaron todas las libretas de
ahorro,
estados de cuenta, papeles, $350 en Travelers Checks, todo el
dinero en
efectivo, una libreta de direcciones de amistades en diferentes partes
del
mundo, libros y dos máquinas de escribir.
"El grupo Estudiantes Alertas del Peligro Nuclear en Puerto
Rico lo
componen estudiantes de diferentes posiciones políticas y
religiosas. Nos une el combatir contra las armas nucleares, la amenza
nuclear en Puerto Rico
y en todo el mundo.
"Como coordinadora del grupo Alerta quiero denunciar el
allanamiento
ilegal de mi residencia y el de mi familia sin orden de allanamiento ni
de
arresto alguna.
"Pregunto: ¿es la lucha antinuclear ilegal en Puerto
Rico? Si no,
¿por qué se llavaron materiales de nuestro grupo? Lo
único
que se me ocurre es que el gobierno de los Estados Unidos le tiene
miedo a la
lucha antinuclear porque promueven la creación cada día
mayor de
armas nucleares.
"Mi padre, Roberto José Maldonado, es presidente del
Instituto
de Derechos Humanos de Puerto Rico. Después de los arrestos del
30 de
agosto, el Instituto se envolvió activamente en la defensa de
los
arrestados y ayudando a sus familiares. Por años mi padre
había
defendido a personas cuyos derechos humanos habían sido
violados. El
defendió victoriosamente a más de 3,000 jóvenes
que
rehusaron servir en el ejército de los Estados Unidos en Vietnam
durante
las décadas de los sesenta y setenta. Al momento de su arresto,
el
Instituto estaba organizando conferencias, foros y otros actividades
alredor del
tema de los derechos humanos.
"Los materiales de Coqui fueron devueltos después
de años
de presión de grupos internacionales como el PEN Club."
Graduada ya de la UPR, Sylvia trabajaba a tiempo completo en
el Proyecto
Caribeño de Justicia y Paz. Parte de su trabajo era dar charlas.
Ella
estaba además a cargo del Centro de Documentación.
En estos momentos se encuentra estudiando a tiempo completo.
Espera
terminar su doctorado en dos o tres años en relaciones
internacionales
gracias a una beca del Ralph Bunche Institute for the United Nations.
A pesar de que los padres de Sylvia son independentistas,
ella es la única
activista entre sus hermanos. Demasiado joven para haber tenido
contacto
personal con Albizu Campos, ella siente fuertemente la
inspiración de su
espíritu y sus enseñanzas.
[Traducción por Sylvia Maldonado]
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